miércoles, 24 de octubre de 2012
El bosque de Valorio en Zamora
El Bosque de Valorio es una zona boscosa en la parte noreste de la ciudad de Zamora, formado por varios ecosistemas y con una gran riqueza natural. Constituye un remanso de paz, al que el poeta Agustín García Calvo dedicó Valorio 42 veces.
Existen referencias históricas indirectas de este bosque desde la Edad Media. En el siglo XVI está constatada su explotación forestal. En 1550 se repobló el Alto de Valorio con pinos, mientras que en el arroyo de Valorio se hacía lo mismo con chopos y álamos. El olmo y el álamo negro parece que se introdujeron a lo largo del siglo XVII.
En el siglo XVIII, el de la Ilustración o Las Luces, aumenta el interés por los jardines y parques en las ciudades europeas. Las grandes actuaciones en este bosque se inician hacia 1762 con la masiva plantación de los Pinus pinea o pino piñonero, que hoy confieren su personalidad a una parte de Valorio. Entre 1767 y 1770 se reparan sus fuentes y se construye la de los Remedios o de San Martín de Abajo, para cuyo suministro se debe levantar un acueducto conocido como Los Arcos.
En 1935, durante las guerras carlistas, se recurre a la madera de Valorio para las obras de fortificación de la ciudad. Entre 1841 y 1852, el concejo de Zamora adopta medidas de reforestación y de reacondicionamiento del este bosque, destacando la construcción de la Casa del Guarda, de estilo suizo. Las reformas del bosque continuaron a lo largo de las últimas décadas del siglo XIX destacando la construcción del estanque de Los Pinares y, sobre todo, la Fuente del León, en 1884.
El tendido de la línea férrea, en 1927, afectó intensamente el Bosque de Valorio. Los movimientos de tierra y los túneles redujeron el ya exiguo espacio del bosque, por lo que en la década de los cuarenta del siglo XX el ayuntamiento de Zamora procedió a la compra de parcelas privadas que rodeaban al bosque.
Valorio ocupa cerca de 80 ha, distinguiéndose dos zonas claramente diferenciadas.
La primera, de unas 12 ha, corresponde a la zona de entrada desde la ciudad, en la que se mantienen grandes espacios ajardinados y una zona de ocio formada por pequeños bares y zona de juegos infantiles. En esta zona queda incluida la zona de parque neoclásico y romántico con paseo principal y fuentes.
Las restantes 68 ha de Valorio son de naturaleza principalmente forestal, donde se incluyen las laderas de umbría y solana que rodean los barrios de San Isidro, Espíritu Santo, San José Obrero y San Lázaro, así como, una zona llana en la parte inferior que contiene vegetación de ribera situada en el torno del arroyo de Valorio, en cuya margen derecha se halla un pinar centenario. También posee dos campos de fútbol de césped artificial y una pequeña pista polideportiva.
Antes de la llegada de la grafiosis del olmo, Valorio constituía una de las mayores olmedas de España. El olmo o negrillo era el árbol característico de la zona. De su glorioso pasado como olmeda, sólo perviven los ejemplares jóvenes demostrando así que quien tuvo, retuvo.
Pero el Bosque de Valorio no sólo posee valores históricos, paisajísticos, forestales o biológicos, sino también geológicos, tal como pone de manifiesto el libro de Jesús F. Jordá Pardo, Rocas, formas y fósiles. Patrimonio geológico de la provincia de Zamora.
Siguiendo a este autor, las areniscas silíceas de Zamora en Valorio constituyen un PIG, punto de interés geológico. En el mismo se encuentran unas series siderolíticas del final del Cretácico y comienzos del Paleoceno. Encima de estos materiales se sitúan las arenicas de Zamora, constituídas por areniscas y conglomerados, fuertemente cementados por sílice. Ascendiendo por los escarpes, aparecen unos depósitos finos de limolitas y margas, que contienen restos de quelonios y peces fósiles del Eoceno. Por encima de ellos, se hallan depósitos cuaternarios del Pleistoceno.
Es decir, en Valorio se guarda un trozo de la historia de la Tierra y de la historia geológica de España.
Entre los estratos del final del Cretácico superior y los de los inicios del Paleoceno inferior se hallaría la conocida como línea o límite K-T, por sus iniciales en alemán, que separa los estratos del Mesozoico y el Terciario, el antes y el después de la extinción masiva del Cretácico-Terciario, hace 65 millones, que vio desaparecer a los dinosaurios y cuyos niveles anormalmente altos de iridio, llevaron a los Walter Álvarez, padre e hijo, a emitir la teoría de que esta extinción se había producido por el impacto de un enorme meteorito.
Además, los depósitos fluviales y lacustres en las areniscas, junto a los fósiles de tortugas y peces, nos hablan de un pasado de ríos y lagos, hará unos 2 millones de años en la Meseta, que acabó cuando el basculamiento de la misma hacia el Oeste, encajonó los ríos y creó la Cuenca del Duero.
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